A la prueba: 31 de marzo. El "clandestino cultural" en Minneapolis barrio sur. La calle Lake atraviesa el sur de Minneapolis como el gran arterio de la vida hispana, o bien mexicana. En la escalera de un tal sotano, los cuatro pibes incansables demandan a cada loco que entra su lugar de origen. Estamos por cierto en comunidad de inmigrantes; ni siquiera los mas tiernos de edad nacieron acá. Al encontrarse con un Argentino, la broma alcanza despertar una pasión que bajo circunstancias normales se reserva solo para el fútbol o tal vez las tetas.
Por ahora lluvia, guitarra, cerveza y buena comida. El amigo Reed nos aguantó la fiesta en casa con unas enchiladas (es un plato mexicano medio picante) y cervezas, y con el pintor Gustavo entraron a hablar de comidas tipicas mexicanas hasta cualquier hora de la noche. Están buenos los tacos, pero estos locos se pasan. Lo malo es que el tule man se nos volvió vegetariano. Todo por una mujer. De hecho, lo malo - lo peor - es que al escucharlo hablar sobre los mataderos y el contenido energético de la carne, casi tiene sentido el muy hijo de su madre. (Aclaración: contenido energético - en sentido científico, no asi de cualquier volada hipona. Parece que la producción y elaboración de carne animal consuma 2 o 3 veces más calorías que se usa para cultivar y procesar los comestibles de origen vegetal.)